Capítulo 102: De nuevo, hacia otro viaje
Lector Beta: My_Own_Worst_NPC
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Llevaba tres días cuidando de Elena, y su salud había mejorado mucho. Aún no podía permitirle volver a su trabajo de medio tiempo en la construcción, pero ya no había problema si empezaba a ayudar poco a poco en la casa.
Con eso en mente, ahora mismo le estaba enseñando algunas de mis recetas de cocina.
Sabía que tarde o temprano tendría que partir, pero quería que Taberna deL Maestro Way siguiera siendo un lugar próspero. Además, enseñarles a cocinar también sería bueno para el crecimiento de Cindy.
…
—Cortamos el pollo más o menos así, y luego le añadimos ajo y especias.
—¿A-así?
Elena intentó mezclar torpemente el pollo con las especias. No parecía tener mucho talento para la cocina.
—No se hace así, madre. Se hace así.
Si tuviera que decirlo, Cindy tenía mucho mejor sentido culinario.
—Mmm… ¿qué hago? Creo que será mejor que le enseñe a Cindy en lugar de a ti, Elena-san…
—¡Vamos! ¿Soy tan terrible? —protestó Elena.
Y así, nos reímos juntos en la cocina.
Aunque solo llevábamos unos días juntos, pensé que esta pequeña felicidad no era nada mala. Ya me imaginaba dirigiendo la Taberna con Elena y Cindy en este pequeño pueblo.
Claro, eso sería solo si ellas me aceptaban. Pero, ya parecíamos una pequeña familia: una madre torpe, una niña diligente… y yo.
Al pensarlo, sentí un pequeño pinchazo en el corazón.
Aun así, debía devolver el Báculo de La Messeine a la capital imperial.
Para ser honesto, no me importaba mucho devolver el báculo. Quizá pertenezca al imperio, pero no tengo ninguna obligación de esforzarme por regresarlo. Sin embargo, quería viajar un poco más por este mundo, ver y escuchar muchas cosas.
Algún día me establecería en algún lugar, pero aún faltaba mucho para eso. Por ahora, quería ver el centro de este mundo: la capital imperial, Lulu Sanjion.
…
—Bien. Ahora que están empanizadas, las freiremos en aceite.
Las milanesas de pollo rellenas de queso eran populares en este mundo y uno de los diez platos más vendidos en mi posada. Lo mejor era que no requerían mucha habilidad: una vez que dominabas la fritura, cualquiera podía replicar el sabor.
—Fíjense en el color del empanizado. Cuando esté dorado así, lo sacamos.
Tanto Elena como Cindy miraban las milanesas con la misma expresión de antojo.
—Llegó la hora de probarlas.
—¡¡Yaaaayyy!! —gritaron al unísono.
Mientras las veía sacar los platos, volví a pensar en quedarme aquí un poco más.
Y entonces, la puerta del restaurante se abrió de golpe.
Una mujer vestida de manera peculiar entró: llevaba un abrigo de piel y un llamativo traje amarillo que, por alguna razón, acentuaba su escote, haciendo que mis ojos se dirigieran allí irremediablemente.
—Lo siento, pero aún no estamos abiertos.
La mujer ignoró mis palabras y avanzó, seguida por cinco soldados armados. Sus uniformes no eran imperiales; nunca los había visto antes.
Echó un vistazo al lugar y finalmente clavó sus ojos en mí. Tenía una expresión sombría, casi de fastidio, pero sus ojos brillaban con un aura sensual que despertaba algo primitivo en mí.
Su cabello recogido colo miel y su actitud etérea pero decadente la hacían inolvidable.
—Tú. ¿Eres Shirou Sanada?
—S… sí, señora…
De pronto confirmó mi nombre. Algo me decía que esto no terminaría bien.
—Ya veo. El santo del que tanto hablan, ¿no?
—Disculpe, pero se equivoca de persona.
Negación estándar, como siempre. "¿Santo? ¿Qué es eso?"
—¿No? Pero escuché que el santo se llama Shirou Sanada. ¿Acaso hay dos hombres con ese nombre tan peculiar en la zona?
¡Mierda! ¡No debí usar mi nombre real! ¡Idiota, idiota, idiota! ¿Por qué no usé un alias?
—Corren rumores por el pueblo, sabes. Que en la Taberna del Maestro Way, un santo hace de posadero.
Lo había notado, pero como pensaba irme pronto, lo ignoré. Fui demasiado descuidado.
—Puedes negarlo todo lo que quieras, y quizá no seas el santo… pero igual vendrás con nosotros.
¿Qué clase de actitud es esta?
—Espere un momento, Lou-sama. ¿No cree que está siendo irrazonable? —intervino Elena.
¿Lou-sama? ¿Elena la conoce?
—Disculpe, Elena-san. ¿Quién es esta dama?
—Es Lady Lou Renbell. La segunda hija de Lady Lakmeth Renbell, la gobernante de esta región.
Uhm, una noble. Eso explica la ropa lujosa y la actitud pomposa… aunque da un aire excéntrico.
—Entonces, Lady Renbell, ¿en qué puedo ayudarla?
—Sí, pero no es algo para hablar aquí. Debes venir a la mansión conmigo.
Lou ordenó que la acompañara sin dar opción. No me molestaba demasiado, pero sentí que Cindy me agarraba fuerte de la manga. Estaba asustada.
Podría escapar usando Angel Cautivo, pero eso les traería problemas a ellas. Así que le acaricié la cabeza suavemente y medité mis palabras.
—Entiendo. Iré con usted. Pero déjeme cambiarme primero, ¿puedo?
—Muy bien. —respondió Lou con frialdad.
…
En mi habitación, saqué mi traje de santo después de mucho tiempo. Si ya sabían quién era, no tenía sentido ocultarlo. Además, el efecto placebo al curar podría ser útil.
Con eso en mente, me vestí rápidamente.
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Cuando regresé a la sala vestido de santo, Elena y Cindy me miraron con ojos como platos.
—Shirou-san… ¿realmente eres el santo?
—Elena-san, lamento haber mentido. Solo quería viajar en paz…
Elena negó en silencio.
—Shirou-san, ¿te vas? —Cindy tenía lágrimas en los ojos.
—Mmm. Hay gente que necesita mi ayuda.
—…¿Volverás?
Lo siento, Cindy. Lo siento mucho. Ni siquiera puedo prometerte que regresaré.
No podía prometer nada, así que la abrace fuerte.
—¿Terminaron? —Lou nos interrumpió.
—Sí. Iré en mi propio carruaje.
—Eso es un problema. Debes venir en el nuestro. Mis hombres traerán el tuyo detrás.
—No. Mis caballos de golem solo me obedecen a mí. Además, hay medicinas importantes dentro.
No pienso dejar atrás a Silver.
—Entiendo. Bien, pero iré contigo en tu carruaje. No hay problema, ¿verdad?
Algo en su tono me puso nervioso, pero no tenía opción.
—Entendido. Suba, entonces.
Lou asintió. Sus ojos parecían perdidos, sin brillo.
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—¡¡¡Shirou-saaannnn!!!
La voz de Cindy retumbó en la calle mientras el carruaje salía del pueblo. Al mirar atrás, la vi agitando la mano desesperada.
Adiós, Cindy. Adiós, Elena.
Perdónenme por partir de nuevo.
Necesito ver más, conocer más este mundo… antes de poder quedarme en un solo lugar.
La Taberna estaba justo a la entrada del pueblo, pero apenas cruzamos la puerta, sus figuras desaparecieron de mi vista.
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((MoWNPC: Esa noble pendeja necesita una buena paliza.))
TL: Secundo eso.
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